CULTURA
El 'commendatore' aragonés
Uno de los inquisidores generales de Aragón aparece en uno de los juegos más famosos de la séptima generación de consolas: 'Assassin's Creed'.

San Pedro Arbués, santo del día 20 de septiembre./I.G.
Por: Álvaro Jordán Berdejo
15/01/2021 19:00 CET
Seguro que muchos conocen una saga de nicho que ya lleva 14 años en la industria de los videojuegos: 'Assassin’s Creed'. Desde que su primer título se estrenó originalmente en PlayStation 3 y Xbox 360, en el ya lejano 2007, su éxito ha sido tal que Ubisoft le ha proporcionado continuidad con varias secuelas, spin-off, cómics e, incluso, una película. Como suele ocurrir en estos casos, la sobreexplotación de la serie ha dejado algunos títulos de una calidad excelente y otros algo más irregulares. Hoy vamos a centrarnos en una de las joyas de la colección: 'Assassin’s Creed II'.
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Su historia y trama van acompañadas por la aparición de varios personajes históricos, como Leonardo da Vinci o Rodrigo Borgia. Y son, sin duda, dos de los elementos más recordados por los fans. Pero existe una pequeña curiosidad que ha pasado desapercibida para más de una persona en todos estos años. Esta reside en el olvidado modo multijugador del juego.
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Mientras que en el modo historia el jugador encarnaba al protagonista Ezio Auditore a través de su historia de venganza por la muerte de su familia, en la modalidad multijugador se debía seleccionar a uno de los diferentes personajes disponibles para acabar con un objetivo en concreto: un comendador templario (controlado por otro jugador). Y resulta que uno de los comendadores o commendatores que se podían controlar o asesinar era el inquisidor mayor del Reino de Aragón, Pedro Arbués. ¿Pero quién fue exactamente esta figura histórica? Descubrámoslo.
El milagro de Pedro Arbués
Arbués nació en Épila en 1441. Estudió Filosofía en Huesca y, en 1469, ingresó en el Colegio Mayor de San Clemente de Bolonia. Fue catedrático de Filosofía Moral en la Universidad de Bolonia; en 1474, fue ordenado sacerdote y poco después, en 1476, canónigo en la Seo de Zaragoza. Sería en 1484 cuando el inquisidor Tomás de Torquemada (quien también hace acto de presencia como templario y el antagonista principal de Assassin’s Creed II: Discovery) le nombraría inquisidor general de Aragón. Esta decisión vino directamente impuesta de Castilla en busca de unidad eclesiástica.
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Sin embargo, cuando se impuso esta figura en el antiguo Reino de Aragón, los nobles aragoneses se sintieron invadidos y organizaron un complot para asesinarlo. Y fue en el propio acto contra el inquisidor donde ocurrió un hecho catalogado como «milagroso». Se sabe que Arbués siempre iba a rezar todas las mañanas a La Seo protegido por una cota de malla, porque estaba avisado de posibles atentados. El 17 de septiembre de 1485, mientras rezaba frente al altar, le asestaron varias puñaladas.
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El inquisidor consiguió sobrevivir a duras penas, pero falleció unos días después a causa de las heridas infligidas. Durante los días que Arbués estuvo agonizando aconteció lo que se creyó como un «milagro»: comenzó a brotar sangre en el lugar en el que se produjo el ataque. Su capilla se encuentra al lado de la epístola de La Seo y sus restos descansan bajo uno de los baldaquinos de la catedral.
Debido a este "milagro", Arbués recibió la beatificación y canonización en 1867, pasando a ser San Pedro Arbués.
La repercusión del atentado
El crimen de Arbués suscitó el horror y la indignación en todo el reino y acrecentó el odio hacia los conversos. Se desató una represión, sobre todo cuando se detuvo a los asesinos y se comprobó que habían sido pagados por conversos. Los autores del crimen, así como sus cómplices e instigadores, fueron juzgados y ejecutados entre el 30 de junio y el 15 de diciembre de 1486. Varios artistas, como Francesco Cecchini o Bartolomé Murillo, han referenciado su martirio y asesinato en diferentes obras.
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Y tal fue la resonancia que esta ha llegado hasta el siglo XXI por medio de la famosa saga de Ubisoft, donde no solo hace presencia el propio Arbués sino también la vivienda donde se hospedaba como inquisidor, caracterizada por una singular bóveda. Actualmente, esta bóveda no es otra que la del Albergue de Zaragoza, donde se celebran conciertos y espectáculos. Asimismo, sus huéspedes también pueden transitar por los pasillos o disfrutar de su patio.
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'El martirio de San Pedro Arbués' de Murillo./M.P.
La residencia de Arbués
El edificio fue un palacio construido en el siglo XV, del cual lo único que ha perdurado hasta hoy en día es la bodega. El palacio tuvo diferentes usos hasta que en 1680 se tiró la estructura y se construyó la nueva que, de hecho, es la que se conserva en la actualidad. Sus actuales propietarios adquirieron la vivienda en 2007 (curiosamente en el mismo año que el lanzamiento del primer Assassin’s Creed) cuando se encontraba en un estado de ruina total. Tras una intensa puesta a punto abrió sus puertas como albergue juvenil en 2008.
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Cuatro metros y medio por debajo de la recepción se encuentra la sala de la bóveda. Cuenta la leyenda que este era el lugar en el que Arbués practicaba los más crueles castigos con los presos, como el emparedamiento. Sin embargo, hoy se sabe que no es cierto y que, probablemente, la sala fuera el espacio de la vivienda que hacía las veces de refectorio, esto es, el comedor.
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En esta sala abovedada ahora se celebran diferentes actividades artísticas.
Por último, antes de llegar a la bóveda, podemos encontrar un oscuro (y algo tenebroso) pasadizo subterráneo. El túnel llega hasta la mitad de la calle Predicadores hacia el este. Durante el segundo Sitio de los franceses a la ciudad emplearon estos corredores para moverse entre los diferentes palacios, que estaban comunicados entre sí por el subsuelo, e ir volando los edificios.
Una curiosidad escondida entre las sombras
A pesar de que a España se la menciona múltiples veces a lo largo de la saga, por medio de su cultura y sus personajes históricos, se podría llegar a la conclusión de que esta es la referencia española (y en este caso aragonesa) más recóndita y oculta dentro de sus títulos. Durante todo este tiempo, Arbués (a pesar de ser un templario) fue capaz de fundirse con el entorno del juego y el resto de curiosidades y referencias, como dictamina el Credo de los Asesinos. Quién sabe, puede que en el fondo falten muchos datos y curiosidades ocultas del juego esperando a ser encontradas por los fans. De lo único que se puede tener certeza en estos casos es que, como justifica el lema de la Orden de los Asesinos:
"Nada es verdad, todo está permitido"
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